Hasta La Próxima América Latina

Los días en Quito fueron más bien de espera que de disfrutar la ciudad. Sabíamos que regresábamos por unos días a Barcelona y eso nos hizo tener la mente más en casa que en el lugar donde estábamos.
Quito nos sorprendió gratamente, ya que para ser capital no es muy grande, unos 2 millones de personas, y tiene lugares interesantes: un centro histórico bien conservado (con muchísimas iglesias y bastante limpio), un mirador a 4.100 metros de altura al que se accede por un teleférico (un poco caro para nuestro gusto), un transporte público bastante amplio (aunque a rebosar de personas), pero eso sí, la ciudad también tiene ciertas restricciones: “si vas por aquí coge un taxi”, “por aquí ni se te ocurra andar de noche”, “no cruces el parque”, “en la zona de bares no salgas de dónde hay gente” etc… Hay que decir que no nos sorprendió ya que es lo general en muchas ciudades de Sud América, pero siempre nos viene a la cabeza la misma pregunta: ¿cómo se puede vivir así?

Desde Quito, y para matar un poco el tiempo nos desplazamos a un par de lugares. El primero al mercado de Otavalo, que no deja de ser un mercado más para turistas que para locales, donde encontramos lo mismo que venimos viendo desde el norte de Argentina: las telas de los mismos colores, los jerseys de los mismos colores con los mismos dibujos, las mismas artesanías, la misma bisutería, a excepción de los vestidos tradicionales de las mujeres del Ecuador y poca cosa más.

El otro lugar fue al que nos desplazamos fue al “Museo Intiñan” en la “mitad del mundo” que se encuentra justo sobre la línea divisoria del Ecuador (medido con GPS militar) donde uno aprende sobre la culturas indígenas de Ecuador y también participa en una serie de experimentos en los que se demuestra que uno está justo en la mitad del mundo.

La guinda la pusieron Mónica y Javi, con quienes ya habíamos compartido viaje en Argentina, y con los que coincidimos en Quito y compartimos nuestra última tarde en Sud América y quedamos para lo que mejor sabemos hacer, sentarnos en un lugar a hablar y a tomar unas cervezas. A a ellos todavía les queda un tiempo por ese maravilloso continente “no sabemos que vamos a hacer” nos dijeron y como nos gustó esa repuesta… A nosotros nos quedaban escasas horas para volver a casa… un año exacto desde que salimos… hogar dulce hogar…

Hasta La Próxima América Latina

Quito, Ecuador