Y aunque como decíamos cada día desembarcan en un centenar de turistas, después de que la mayoría se vaya, la tranquilidad y la paz siguen reinando en el lugar. Las mayores actividades económicas de la isla a parte del turismo, siguen siendo El Campo y la pesca. Cada día, al atardecer por la misma playa, pasan de vuelta a sus casas los campesinos con sus animales y regresan las barcas de pescar a las orillas, a veces hay suerte, a veces no.
El sol brilla con mucha fuerza, incluso una aureola con los colores del arcoíris, constantemente lo rodea.

El agua es fría pero las Playas parecen extraídas del Caribe. No hay que olvidar que estamos en el lago más alto del mundo, no el más grande, pero cuando uno sube a la parte más alta de la isla olvida por momentos que está en un lago ya que el horizonte se pierde en la inmensidad del agua… Cuesta mucho subir cuestas empinadas a esa altura pero merece tanto la pena pasear por ella…

Aquí nos despedimos de Bolivia, no podríamos haber tenido un mejor final…